jueves, 28 de noviembre de 2013

Nació para nadar, pero se convirtió en un ave de paso.

Él nació para ser libre. Sin embargo era esclavo de la ciudad que lo adopto.
Cada vez que volaba, veía en la superficie de esa ciudad, que era su hogar, todo lo que nunca quiso para el.
Aún no sabia con exactitud lo que le retenía en ese páramo, en esa maldita ciudad anclada en el pasado. Sin esperanza de salir y renacer de ese endémico tiempo que ya no marcaba las horas. Ya dejaron de florecer amapolas en la estepa cuando llegaban las lluvias al principio de Abril;  Abril nos proporcionaba la ocasión una vez al año, de disfrutar de la maravilla de que aún existía el color; pero eso hace mucho tiempo dejo de suceder, ahora el color se había convertido en un ocre roto con grietas, ahora solo teníamos la suerte de ver al amanecer de los días, al lobo estepario (único animal que lo tenia como amigo en esa inhóspita ciudad).
Un día de esos tantos que eran iguales al de ayer, y al de pasado mañana, se decidió por fin a dar el salto, y dejar para siempre su ciudad, la que nunca fue de los prodigios.
Hoy al recordarle, miro al cielo, y se que él, ya estará muy lejos, demasiado lejos de esta triste ciudad.
--Sigo, después de todo este tiempo transcurrido, preguntadome esta extraña paradoja.
Dio un salto en el precipicio y voló....pero siempre fue un pez.

El nado todos los océanos
en busca de la libertad
Y solo después de ser pez
Su imaginación le dio alas
y vivió como un pájaro
¡¡Ahora vuela!!
¡¡Ahora nada!!
¡¡Ahora sueña!!
Ahora es la imagen en el espejo
de lo que siempre quisimos ser
Océanos de amor
cielos de libertad...
vuela nada, nada vuela.....


Ven a la mar de amor

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