Me despido en esta estación llamada Fin, deseo de corazón que tengáis unos minutos, horas, días, semanas, meses, trimestres, años, lustros, décadas, o siglos, ¡quien sabe!; ya sabéis que algunos tuvimos la suerte de recibir un obsequio de tiempo, pero ese tiempo cuando llego, ya era tarde para casi todo, menos para ser olvido en un lugar perdido de la remembranza que ya siempre seremos. Hoy mi hora es un océano de bellos recuerdo.
El sur me espera, el sur existe, es una prolongación de ese norte que nos invade y nos niega ser.
Se me olvido decir que mientras maduráis, os espero en los columpios; nunca dejare de jugar a ser aquel niño que soñaba con un caballito de cartón, una carabela que cruzaba el océano, un cohete que viaja a los confines del universo, o una simple sonrisa querubina dibujada en unos labios que aun no han sido besados.
¡¡¡Atenas digem no!!!
El fin
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