viernes, 14 de agosto de 2015

El nacimiento del miedo.

No lo tengo seguro, es posible que jamás sepa donde nació, pero dejo aquí el recuerdo de aquel niño que tenia miedo; sin saber que es el miedo, que puede hacerte el miedo, y lo más difícil de saber, donde nace el miedo, de que se alimenta, en que lugar de la mente de este niño se fraguo aquel miedo, quien le hizo ser miedoso
Cuando era niño tenia miedo a la oscuridad, creía que detrás de las puertas había cosas innombrables que vendrían a por mi; cualquier ruido de aquel desván de casa de la abuela, era un susto del que no podía salir sino era a través de el sueño. Me sumergía en el universo onírico, trataba de entrar rápidamente en uno de los miles de prodigios que te aguardan en el umbral de aquello que se esconde detrás de la realidad, y me alejaba a hurtadillas, sin hacer ruido, para que el miedo no me descubriera y no me pudiera atrapar para causarme más miedo del que se apoderaba de mi, en aquel reino infantil, de por si tan feliz.
Así pasaron los años de infancia de aquel niño del miedo en la casa de su abuela Carmen, en la Rúa Zapateria, dentro del barrio judío de Plasencia, y justo a espaldas de lo que fue la sinagoga (hoy el actual Palacio de Maribel), donde jugaban los niños en aquellas callejuelas, en sus plazoletas aún no invadidas por la maquinaria del futuro: los coches.
Allí deje el crotorar de las cigüeñas, sus nidos en la Iglesia de San Nicolás, donde me dijeron que no pude ser bautizado por estar en obras, y fui uno de los pocos Placentinos que tuvo la suerte de tomar el agua bendita en La catedral.
Dejé de tener fe, ya no soy el niño de los miedos, y todo lo que cuento, me aleja cada día más de lo que fue el patio de mi infancia: Plasencia; una ciudad que me abrió los ojos a un universo de fantasías, lugar en el que tengo el privilegio de vivir.







Voy calle abajo, 
voy calle arriba, 
no me rebajo ni por la vida. 

Me llaman calle y ese es mi orgullo, 
yo sé que un día llegará, 
yo sé que un día vendrá mi suerte, 
un día me vendrá a buscar 
a la salida un hombre bueno 
pa to la vida y sin pagar 
mi corazón no es de alquila





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