viernes, 14 de agosto de 2015

De nuevo sin quererlo otro adiós.

Se que tenia que decirte adiós, no sabia que palabras escribir para que este ultimo instante en nuestro viaje fuera especial; resultara un chispazo que iluminara todo nuestro universo y no quedara al albur; perdido para siempre, donde nunca llegara la memoria.
--- Hoy una lagartija me saludo en el encuentro que realiza a diario el alba con el sol frente al mar, en aquel verano insepulto.
Mi adiós aún no tenia forma, se asemejaba a esos sueños de cientos de noches anteriores; que sabias que habías tenido pero no lograbas recordar su contenido.
--- Las golondrinas surcaban el éter infinito sin hacer el menor ruido, no rompieron en ninguna de sus acrobacias el silencio universal que mi ojos tenían el privilegio de contemplar.
Creo que en aquel lugar anclado en un paisaje de ensueño, surgieron dos lagrimas de mis ojos al intentar escribir un adiós que yo en mi interior me negaba a realizar, pues tan solo era capaz de ver, de sentir. Nunca supe o no aprendí a darle plasticidad, vida a esos momentos tan especiales que alimentan el universo del amor, y era incapaz de construir un escrito con palabras que te dijeran adiós.
---Ahora él forma parte del paisaje.
Ese adiós, es la lagartija, la golondrina, el cielo la tierra y el mar.
Las dos lagrimas son en memoria y la mejor manera de demostrarte que te quiero, a pesar de estos silencios insalvables.
Este adiós es un reflejo de aquello que existió en un sueño de un millón de noches que nunca llegaron a despertar.
¿Era un sueño verdad?
Esta es una parte de la historia de mi vida.
La sombra errante
El cielo tenia un azul intenso, no se veía en la linea del horizonte ni una sola nube, y de pronto, en Nerja, el cielo empezó a permear.







Encendí la antorcha, para que no te perdieras en la oscuridad.




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